jueves, 20 de diciembre de 2007

"Líderes del Sur"




Reconocimiento a Guillermo Mendoza Vega, director ejecutivo Hogar de Cristo sede Bío Bío.

martes, 27 de noviembre de 2007

viernes, 12 de octubre de 2007



Ruta nocturna del Hogar de Cristo


Una experiencia de vida que hace
valorar lo que somos y lo que tenemos


Por Margarita Barto
alumna en práctica periodismo Hogar de Cristo

Generalmente estamos conscientes de la gran labor solidaria que realiza el Hogar de Cristo, además de las obras que posee en ayuda de los más desvalidos, pero ser partícipes de alguna de ellas, es algo totalmente diferente, principalmente si se trata de vivenciar una realidad totalmente distinta a la que acostumbramos o, mejor dicho, a la que acostumbro.
Tuve la oportunidad de participar de una de las salidas nocturnas que realizan los voluntarios del Hogar de Cristo, donde recorren los alrededores y centro de Concepción dándole comida, café y pan a los más necesitados de nuestra ciudad . En un comienzo me sentí atraída por la idea de experimentar algo distinto, pues nunca antes lo había hecho, pero en el momento de comenzar con el trayecto, esa atracción se convirtió en algo más bien triste.
Se siente mucha impotencia y nostalgia ver como gente, seres humanos, no tienen un lugar digno donde vivir, donde comer y satisfacer sus necesidades básicas.
Pienso que no valoramos lo que tenemos, nuestra familia, nuestro hogar y todo lo que el incluye, sin embargo vivimos preocupados por el consumismo y otras frivolidades, no así aquellas personas que pernoctan en las calles, quienes piden algo tan simple como cariño y compañía para tener con quien conversar y desahogarse.
Lo más frustrante y devastador para mi, fue cuando terminó el recorrido, pues el alimento se había terminado y aún faltaban unos pocos a quienes ayudar, sin embargo, ya nada más se podía hacer…
Finalmente regresé a mi hogar a la media noche, un lugar acogedor, con los recursos suficientes para vivir dignamente o, mejor dicho, como reina, si lo vemos de otra forma: dormir en una cama limpia, calentita y con todas las comodidades. En ese momento me puse a pensar en aquellos pobres que siguen estando ahí, tirados en la calle sin saber que les depara el día de mañana.
Desde entonces admiro aún más la labor, la fuerza y el valor que tienen aquellos voluntarios que noche tras noche tienen que presenciar semejante desastre de la sociedad, admiro así también a esta gran institución que hace posible este trabajo, ya que si no los hicieran ellos, entonces quien.